jueves, 17 de mayo de 2012

Cubaton es el reggaeton cubano, un poco de historia

Desde Cuba, país bailador donde exista, el reggaeton tambien es una fiebre y los sociologos y especialistas se afanan por encontrar una explicación al fenomeno. Los especialistas de la isla nos explican el origen del genero, sus caracteristicas y como va el asunto en Cuba. Sobre las recientes protestas en Colombia por el lenguaje que utilizan algunas letras, allí tambien es actual, ya que los autores llaman a buscar formas que eviten su uso De lo que nadie duda es que el ritmo esbailon, que está de moda y que aunque de ves en cuando malas palabras afloran, esto no puede empañar todo un movimiento.

Si hacems memoria, para muchos ha sido bueno no entender el inglés ya que muchas de las canciones del rock y del pop mundial de los años 60, 70 y 80 contenian muchas palabras malsonantes, que por no entenderlas, no nos afectaba. Pero bueno aqui les dejo este estudio cubano.
Ramiro Peres pra Universal 100% Latino

Reggaetón con azúcar.Yisel Caridad Valdes Arias | SomosJovenes.cu. ¿Quién no ha escuchado el reggaetón, ese ritmo pegajoso de tanta popularidad entre el público joven? Podría afirmar, sin miedo a equivocarme, que ningún cubano levantaría la mano para decir: “No lo conozco”. Sin embargo, a veces nos preguntamos: ¿Qué tiene que gusta tanto? La respuesta a tan controvertido tema es bastante sencilla. Empecemos diciendo que el reggaetón es una variante del raggamuffin, ritmo procedente del reggae y del hip hop que comenzó a hacerse popular en países latinoamericanos como Panamá, Puerto Rico, Venezuela, Perú y Cuba, y llegó a extenderse a Estados Unidos en barrios con gran población latina.

Su forma de baile más popular, denominada “perreo”, proviene de la República Dominicana y Puerto Rico, y hace alusión al acto sexual del perro. Dicha expresión danzaria se caracteriza por movimientos lascivos, sensuales, que tratan sobre la seducción en plena pista de baile. No debe sorprender, entonces, que los jóvenes se sientan atraídos, teniendo en cuenta que en estos años de vida se descubre la sexualidad y la atracción hacia el sexo opuesto. Otro factor que conquista es el vestuario.
Los pantalones y camisetas holgadas, las gorras y las cadenas usadas por los íconos del género han creado, más que una tendencia, un estilo a seguir por las generaciones nuevas que admiran y copian a sus ídolos; aunque debemos aclarar que lo que caracterizó a esta manifestación en sus inicios o la distingue aún en algunos lugares en cuanto a la forma de usar la ropa y de bailar no es general, ya que cada país se ha ido apropiando de algunos detalles y desecha otros, y realiza innovaciones de acuerdo con su idiosincrasia.

En el caso cubano, por ejemplo, el reggaetón tiene rasgos comunes con el internacional; pero adopta otros vestuarios y movimientos; sin embargo, siguen influyendo el ritmo pegajoso, los textos fáciles.
Quizás también tenga algo que ver que los compositores, a pesar de la chabacanería de las letras, son a veces cronistas de su tiempo (nos guste o no la vulgaridad que prima, y que no debe fomentarse).

Las letras de las canciones, aunque muchas veces desagradables, también marcan la preferencia, pues rompen con lo tradicional, la sutileza y la belleza del lenguaje. Incitan a los jóvenes en todo momento y en ellas están implícitos la violencia, la seducción, la traición, el individualismo, etc; temas que de alguna manera son prohibidos o censurados por la sociedad, y que por lógica abogan por la rebeldía juvenil.

Debemos analizar que los muchachos, sobre todo aquellos entre 12 y 22 años, viven en una etapa de efervescencia, de cambios tanto físicos como de personalidad. Es el momento en que a la mayoría las novedades les llama la atención y apetecen probar cuanto reto se les presente, sin medir consecuencias.
Pero pensemos que salir a “perrear” a la discoteca con los amigos, hacer gala de los mejores pasillos y llevar lo último en ropa reggaetonera no implica convertirnos en aquello que promueva la canción. No podemos olvidar quiénes somos y hasta dónde podemos llegar sin ser víctimas manipuladas de una letra de reggaetón.

En mi opinión, por algunos de esos textos no se debe condenar al género, pues es un estilo alegre y contagioso; pero hay que abogar por el buen gusto, entender que cantar a lo moderno no necesariamente implica agresión o vulgaridad y, sobre todo, que los medios apliquen realmente la política de los valores que deben trasmitir y censuren aquello que sea sinónimo de grosería, degradación e incitación a lo mal hecho; para que las nuevas generaciones no cuenten con malos ejemplos a seguir y disfruten de cada una de sus etapas de vida en consecuencia con la edad.

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