Por raro que parezca, estar solos, no tiene que ser un problema. Es una circunstancia, bastante frecuente en nuestros días, sobre todo después de los 50, es estar sin pareja, sin hijos, con los amigos en caminos paralelos con escasos puntos de contacto. En ocasiones se unen trabajos que permiten poca sociabilización,incluso teletrabajos.
El estar solo tiene muchas cosas positivas, es el reencuentro con uno mismo, es pensar en lo que nos gusta realmente, sin que nuestras percepciones esten influenciadas por los que nos rodean, es empezar a pensar en uno mismo, sin que esto se asocie con una conducta egoista e individualista. Pasa por descubrir todas nuestras capacidades y potencialidades, muchas dormidas y desconocidas.
De esta manera la búsqueda de compañía, la necesidad de compartir es un acto voluntario y enriquecedor y no una relación de dependencia mutiladora.
La búsqueda de un equilibrio en la "soledad" pasa por sentirnos útiles, sin que seamos "utilizados" y "manipulados" , sin permitir que este estadío se asocie a aburrimiento e inactividad.
La regla de oro es "ocupar" conscientemente nuestro tiempo, no desperdiciarlo con sentimientos "existenciales", no convertirnos en un cuarto de desahogo de amigos, familiares e incluso de la comunidad.
La compañia puede ser en determinadas circunstancias causante de mayor sentimiento de soledad, en esos momentos las personas que nos rodean estimulan el deseo de vivir, de enriquecernos, de emprender cosas nuevas, de arriesgarnos ante lo desconocido, de ser jóven eternamente aunque hayamos pasado los 50.
Hay muchas cosas que se pueden hacer estando sólos desde preparar nuestro habitat para después, hacerle el ITV a nuestra vivienda y a nosotros mismos, viajar,practicar deportes incluso de riesgo, estudiar, hacer voluntariado, empezar la universidad, practicar un hobby que ha estado toda la vida aparcado.
Una amiga de 65 años se encontró de momento sin las obligaciones que le habían llenado los últimos años: cuidar del marido enfermo y preocuparse de los hijos . Entonces ,decidió después de un año de dar vueltas en torno a si misma, hacer una reforma de su casa pensando en los días futuros en que la accesibilidad fuera vital, hizo espacio pensando en si misma ,transformó las habitaciones y las acondicionó a sus nuevos planes, matriculó a clases de piano y empezó a estudiar italiano. Cuando la encontraba haciendo footing en la Diagonal me comentaba, destilando energía por todos sus poros, que sentía, que le habían conectado un suplemento vital, como si hubiera vuelto a empezar.
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